Disfruto mucho de la compañía cuando estoy solo
"Lo voy a dejar solo". fue la amenaza que algunas veces escuchamos cuando éramos niños. Se trata de una frase que significaba la amenaza de quedar desamparados, abandonados o, pero, condenados a quedarnos con nosotros mismos. Ahora entiendo que realmente no es posible que alguien nos deje solos: yo cuento con mi propia compañía.
He aprendido con los años que los momentos que comparto conmigo mismo representan mi crecimiento en varios aspectos: a nivel espiritual, cuando me dedico a hablar con Dios; a nivel intelectual, cuando me introduzco en el mundo de la lectura o la escritura, como ahora lo estoy; en el mundo sentimental, cuando me entretuve escribiendo algún poema para mi propio goce literario o la alegría de compartirlo con alguien que pudiera entender mis sueños o sentimientos.
De esta faceta de mi soledad nacieron palabras como "Quisiera tener el poder de sorprenderte siempre. Decirte las palabras que quieres escuchar; estar cuando menos lo esperes, mirarte cuando quieras callar", o las palabras de una compañera de la universidad después de leer en clase uno de mis poemas: "Gracias, por permitirme compartir con el mundo las bellezas que nacen de tu ser".
Con el tiempo he aprendido que si disfruto de mi soledad, si mi compañía basta para encontrar momentos de felicidad, entonces, podré estar mejor preparado para que otros disfruten lo mismo cuando estoy con ellos. No se trata de vanidad o ego; por el contrario, es uno de los mayores gestos de humildad aprender a valorar nuestros espacios cuando nadie más que nosotros sabe que la soledad también habla y nos puede brindar los más sabios consejos. Será porque "Dios habla en el silencio".
A mi lado, por ejemplo, ahora se encuentra la mujer que amo. Ella está también disfrutando de su espacio leyendo, mientras yo comparto un ,espacio físico como el cuarto, en mi momento de soledad escribiendo. También en el silencio, los dos sabemos que aún seguimos unidos, como cuando simplemente nos miramos o hablamos.
La próxima vez que escuche a alguien decir "Estoy triste porque estoy solo", recuérdale que es todo lo contrario: porque estoy solo, también me siento feliz.
Por último, escucha a los que saben:





