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SOLO CONTIGO SOY FELIZ, PERO SOLO CONMIGO... TAMBIÉN LO SOY




Disfruto mucho de la compañía cuando estoy solo

"Lo voy a dejar solo". fue  la amenaza que algunas veces escuchamos cuando éramos niños. Se trata de una frase que significaba  la amenaza de quedar desamparados, abandonados  o, pero, condenados a quedarnos  con nosotros mismos. Ahora entiendo que realmente no es posible que alguien nos deje solos: yo  cuento con mi propia compañía. 

He aprendido con los años que  los momentos que comparto conmigo mismo representan mi crecimiento en varios aspectos:  a nivel espiritual, cuando  me dedico a hablar con Dios; a nivel intelectual, cuando me introduzco en el mundo de la lectura o la escritura, como ahora lo estoy; en el mundo sentimental, cuando me entretuve escribiendo  algún poema para mi propio goce literario o  la alegría de compartirlo con alguien que pudiera entender  mis sueños o sentimientos. 

 De esta  faceta de mi soledad nacieron palabras como "Quisiera tener el poder de sorprenderte siempre. Decirte las palabras que quieres escuchar; estar cuando menos lo esperes, mirarte cuando quieras callar", o   las palabras de una compañera de la universidad después de leer en clase uno de mis poemas: "Gracias, por permitirme compartir con el mundo las bellezas que nacen de tu ser".


Con el tiempo  he aprendido que si  disfruto de mi soledad,  si mi compañía  basta para encontrar momentos de felicidad, entonces, podré  estar mejor preparado para que otros disfruten  lo mismo cuando estoy con ellos. No se trata de vanidad o ego; por el contrario, es uno de los mayores gestos de humildad aprender a valorar nuestros espacios cuando  nadie más que nosotros sabe que la soledad  también  habla y nos puede brindar los más sabios consejos. Será porque "Dios habla en el silencio".

A mi lado, por ejemplo, ahora se encuentra la mujer que amo. Ella está también  disfrutando de su espacio leyendo, mientras yo  comparto un ,espacio físico como el cuarto, en mi momento de soledad escribiendo. También en el silencio, los dos sabemos que aún seguimos unidos, como cuando  simplemente nos miramos o  hablamos.

La próxima vez que escuche a alguien decir "Estoy triste porque estoy solo", recuérdale que es todo lo contrario: porque estoy solo, también me siento feliz.

Por último, escucha a los que saben:


EL VALOR DEL PERDÓN






Desde pequeños  fueron muchos los esfuerzo de nuestros padres por lograr que aprendiéramos a pedir  perdón. Se trataba de una demostración de arrepentimiento  ante nuestra condición humana  de la imperfección. Sin embargo, de las ideas más extraordinarias que he podido aprender fue a entender que  el perdón tiene un valor especial para uno mismo cuando  aprendemos a a perdonar y a perdonarnos.

¿Me puedo perdonar?  No solamente es posible, sino una necesidad para seguir adelante en nuestro proyecto de vida. Es verdad que me equivoqué con esas personas, no debí decir  algo  ofensivo a aquellas personas que tanto bien me dieron en diferentes momentos. Quizás, ya el tiempo  y la distancia  hacen que sea difícil  expresarles mi arrepentimiento o, pero aún,  es posible que a ellos ya no les  interese saber  que aún estoy vivo. ¿Qué debo hacer?  Perdonarme. Frente al espejo y en  un sincero acto de arrepentimiento debo mirar a esa persona y  darle mi comprensión junto con las palabras de ánimo para que siga adelante. Sin duda,  debo recapacitar sobre lo que debo aprender de esta experiencia, entender  qué sentimientos generan en mí las palabras o comportamientos de otras personas para "protegerme"  en  futuras situaciones similares,  cambiando  mi actitud ante esas situaciones.


¿Debo perdonar?  No hay  mejor venganza que perdonar. No esperes a que te pidan  perdón. Puedes hacerlo antes o, incluso, aunque nadie  te lo pida. El perdón obra en nuestro organismo de la misma manera que ocurre cuando te ofreces a llevarle  el maletín  a alguien en el bus. Cuando tú estás cómodamente sentado, esa persona con su maletín adelante  te va a golpear la cara en varias ocasiones. Es verdad que no tiene la intención de molestarte, pero  resulta difícil evitar incomodarte.  Al ofrecerte a llevar su maletín, aparentemente  estás haciéndole un favor, pero realmente  el favor es para ti: te evitas que te lastimen. Lo mismo ocurre cuando perdonas: evitar el resentimiento, alejas el dolor y , automáticamente,  estás quedando  exento de  cualquier pensamiento negativo. Piensa esto: ¿crees que por  sentir resentimiento, esa persona va a cambiar su vida? Esa persona sigue viviendo  normalmente, mientra tú  mismo te enfermas produciendo  energías negativas en tu organismo, las cuales pueden desencadenar en enfermedades como el cáncer.


El perdón es una necesidad espiritual y  un gran alimento para el crecimiento  personal. Deberíamos aprender de los niños cuando juegan. A veces se molestan,  pelean,  pero al  rato están  nuevamente felices  unidos  en una nueva experiencia.



Finalmente,  te comparto una oración fuerte sobre el perdón y , si  te decides a cambiar tu  propio bienestar, te invito a leer  este libro: Usted puede sanar su vida, de Louis Hayes. 






Si después de leer este artículo,  empezar a perdonar, hacer la oración y  leer el libro, consideras que nada ha cambiado en tu vida, entonces,  ¿me perdonas? 






PARA ESTAR CERCA A LA PERFECCIÓN


Estoy convencido de que llegar a la perfección humana es una meta realizable. Durante tantos años, he escuchado decir que somos imperfectos que  creo es una excusa para justificar  nuestras incapacidades o mediocridades. Por esta razón, hoy hoy quiero compartirte 10 ideas que debes saber para estar cerca de la perfección:


1. Estas cerca de la perfección si tienes como mejor amiga la que ves en el espejo.

2. Estás cerca de la perfección si ya borraste de tu vocabulario todas las palabras negativas que dicen los perdedores.

3. Estás cerca de la perfección si ya no buscas pretextos para no cumplir con tus deberes o justificaciones para disimular tus incapacidades.

4. Estás cerca de la perfección si eres ya la persona que da ánimo y no la que espera consuelo.

5. Estás cerca de la perfección si sabes que  la vida es un camino para andarlo acompañado, pero  no puedes ir con cualquier persona.

6. Estás cerca de la perfección si sabes que la vida es ahora mismo y cuenta contigo como  pasajero especial.

7. Estás cerca de la perfección si prefieres que te vean con alguien feliz y no como alguien con problemas.

8. Estás cerca de la perfección si  saber que amar no es perder tu propia individualidad.

9. Estás cerca de la perfección si encuentras  diariamente motivos para sonreír .

10. Estás cerca de la perfección cuando sabes que tu mejor compañía es Dios.